Inútil sufrir si ya no siento.
No hay lugar para el lamento.
A hurtadillas se adentra el recuerdo,
con determinación ahogo sus argumentos
y patina por mis surcos, se desliza hacia dentro.
Sin quererlo yo, se ha colado en lo bello
y me evoca fragancias olvidadas
y se descuelga hacia el pecho.
Si esta dicotomía no es más que un invento,
de poco valdrá mi empeño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario