It's a rainy day in my city, those almost autumnal days when the wind takes the summer feeling and brings back memories of winter and afternoons prospects with blankets, hot coffee and a good book, as well as a ticket to get into ourselves. Some afternoons like these are needed, even in summer - although they spoil our optimistic plans with friends and in the sun -, moments dedicated to look back, to view where we are and where we imagine ourselves, and especially to look inside us. As in real life, it begins with a gentle movement of leaves, a whisper in our ear, which is gathering force until the storm breaks out, where chaos reigns. After them, it begins the return to order, but never as before. Some documents have been mislaid: we can not re-read them, will not remember the exact words or perhaps the matter, but at some point we wrote them and in some place of the memory they must be stacked. It may be time to change the routine, to reconsider our way and to understand that there are shadows between the columns where we lean, that maybe we are supporting something indefensible, that people in the "good" side are dyeing their flags with burgundy. The acts do not often respond to moral pillars: Peace is - supposedly - the world's aims, but at the moment of truth, its great defenders can become, also, his detractors.
Es un día lluvioso en mi ciudad, esos días casi otoñales en los que el viento se lleva la sensación del verano y trae recuerdos del invierno y perspectivas de tardes entre mantas, café caliente y buena lectura, además de un billete a adentrarnos en nosotros mismos. A veces se necesitan tardes así, incluso en verano - aunque nos estropeen nuestros optimistas planes con amigos y el sol quemándonos -, momentos dedicados a echar la vista atrás, al presente, a lo que imaginamos ante nosotros y, sobre todo, a nuestro interior. Como en la vida misma, empieza con un suave movimiento de hojas, un susurro a nuestro oído, que va cogiendo fuerza, hasta que estalla la tormenta, donde reina el caos. Tras ellos comienza la vuelta al orden, pero nunca como antes. Algunos documentos se han traspapelado: no podremos releerlos, no recordaremos las palabras exactas ni quizás el asunto, pero en algún momento los escribimos y en algún lugar de la memoria estarán apilados. Puede que sea hora de cambiar la rutina, replantearnos nuestro camino y entender que hay sombras entre las columnas sobre las que nos apoyamos, que puede que estemos apoyando lo indefendible, que personas en el bando "bueno" están tiñendo sus banderas de granate. Los actos no responden a menudo a los pilares morales: la Paz es a lo que - supuestamente - el mundo aspira, y a la hora de la verdad, sus grandes defensores pueden llegar a ser, también, sus detractores.
"There is no way to peace, peace is the way." - Mahatma Gandhi
Es un día lluvioso en mi ciudad, esos días casi otoñales en los que el viento se lleva la sensación del verano y trae recuerdos del invierno y perspectivas de tardes entre mantas, café caliente y buena lectura, además de un billete a adentrarnos en nosotros mismos. A veces se necesitan tardes así, incluso en verano - aunque nos estropeen nuestros optimistas planes con amigos y el sol quemándonos -, momentos dedicados a echar la vista atrás, al presente, a lo que imaginamos ante nosotros y, sobre todo, a nuestro interior. Como en la vida misma, empieza con un suave movimiento de hojas, un susurro a nuestro oído, que va cogiendo fuerza, hasta que estalla la tormenta, donde reina el caos. Tras ellos comienza la vuelta al orden, pero nunca como antes. Algunos documentos se han traspapelado: no podremos releerlos, no recordaremos las palabras exactas ni quizás el asunto, pero en algún momento los escribimos y en algún lugar de la memoria estarán apilados. Puede que sea hora de cambiar la rutina, replantearnos nuestro camino y entender que hay sombras entre las columnas sobre las que nos apoyamos, que puede que estemos apoyando lo indefendible, que personas en el bando "bueno" están tiñendo sus banderas de granate. Los actos no responden a menudo a los pilares morales: la Paz es a lo que - supuestamente - el mundo aspira, y a la hora de la verdad, sus grandes defensores pueden llegar a ser, también, sus detractores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario